
Lukas pasó un año en Estados Unidos como au pair y vivió numerosas experiencias enriquecedoras. En este artículo, repasa todos sus descubrimientos, recuerdos más memorables y su vida diaria con su familia anfitriona.
🪂 Un salto a lo desconocido
A veces, un nuevo capítulo no comienza con gran fanfarria, sino con un leve latido en el pecho. Así empezó exactamente mi año como au pair en Estados Unidos: entre emoción, miedo y un toque de caos. Lo recuerdo bien: el aeropuerto estaba lleno, mi corazón latía a mil por hora, y, tan nervioso, incluso pasé de largo a mi familia anfitriona sin darme cuenta. Pero había algo especial en el aire: la sensación de historias por escribir.
América me recibió con los brazos abiertos y un buffet completo de choques culturales: agua gratis en los restaurantes, baños sin costo, aire acondicionado en pleno invierno… todo me parecía extraño y fascinante a la vez.
Mi familia anfitriona añadió otra dimensión a mi vida: raíces japonesas, tradiciones sorprendentes y una fiesta de Año Nuevo que me transportó a otro lugar. Recuerdo especialmente las noches en las que mi padre anfitrión o los abuelos cocinaban platos auténticos: momentos en los que la comida se convertía en algo más que una simple comida. Era un puente entre culturas.
⚖️ Entre responsabilidades y libertad
Mi día a día como au pair fue tan atípico como enriquecedor. Como mis padres anfitriones estaban separados, los niños estaban conmigo un fin de semana sí y otro no, y tenía tardes libres entre semana para vivir mis propias pequeñas aventuras. Al principio, fue difícil crear un vínculo: tan poco tiempo y tantos silencios entre nosotros. Pero con paciencia, momentos de juego y pequeños rituales diarios, lo desconocido se volvió familiar, y la familiaridad se transformó en cariño.
La flexibilidad se convirtió en mi mejor aliada, ya que vivir en la casa donde trabajaba hacía que cada día fuera una sorpresa. Tuve que crecer, adaptarme y, a menudo, improvisar. Aprendí a recorrer la inmensidad de Estados Unidos y me volví más valiente, más libre.
📍 América a través de 20 estados
Y luego vinieron los viajes: el corazón de mi experiencia. Más de 20 estados visitados, las playas salvajes de la costa Oeste, los lugares de rodaje de Twilight en Oregón y Washington, la ciudad de Vampire Diaries en Atlanta: cada lugar tenía su propia magia. Me dejé llevar, absorbí las impresiones como una esponja y coleccioné recuerdos que quedarán grabados para siempre.
🪞 Lo que queda cuando termina el año
Pero lo que más recuerdo de este año no está ligado a ningún lugar en particular. Es la certeza de poder redescubrirme siempre, de que los desafíos son puertas listas para abrirse. Que de cada momento se puede sacar algo — ya sea una nueva habilidad, una nueva perspectiva, o simplemente la conciencia de que la vida está llena de posibilidades.
Mi año como au pair no fue solo un viaje a otro país: fue un viaje hacia mí mismo. Y al recordarlo, siento que esta historia está lejos de terminar. Tal vez eso es lo que más me entusiasma: saber que todo sigue siempre. Que nuevas aventuras me esperan en algún lugar — en un mundo más grande de lo que jamás me había atrevido a imaginar.
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